miércoles, 18 de junio de 2008

Un país en pedo



El joven tucumano que murió hoy al caerle en la cabeza una farola en Plaza de Mayo, se llamaba Carlos Marriera, tenía 21 años y había llegado a Buenos Aires por primera vez junto con un contingente de 200 personas provenientes de varios puntos de la provincia, en un típico viaje organizado por punteros políticos de base, para participar del acto de apoyo a la presidenta Cristina Fernández.

Uno de sus compañeros, quien solicitó reserva de su identidad, reconoció (como había denunciado Castells) que para participar del acto kirchnerista se le habían entregado "100 pesos, dos sánguches y una gaseosa". El testimonio fue recogido por la agencia DyN de una persona que integraba la delegación tucumana, en inmediaciones del Hospital Argerich, adonde el joven fue derivado de urgencia y luego murió.

En medio de lágrimas y escenas de dolor, sus compañeros realizaron un aplauso en memoria de la víctima y casi una hora después, cerca de las 13, se distribuyeron en los 21 micros en los que habían llegado, para regresar a Tucumán.

"Con esto entendemos que a Carlos le esperaba un destino trágico que nos podía haber tocado a cualquiera de nosotros. Hace un rato estábamos todos juntos caminando en Plaza de Mayo a la espera del acto, pero ahora ya no lo tenemos a nuestro lado", dijo angustiado Facundo Marena, uno de los pocos acompañantes del joven fallecido que quiso hablar.

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