El ahora ex presidente de Brasil regresó a su hogar en la ciudad de Sao Bernardo do Campo una vez finalizada la ceremonia de paso de mando a su sucesora, Dilma Rousseff
El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva afirmó este sábado que retornaba a casa, después de pasar el poder a su sucesora Dilma Rousseff, con la "sensación de deber cumplido" después de ocho años al frente del gigante sudamericano.
"Vuelvo a mi casa con la cabeza erguida. Y con la sensación de deber cumplido", dijo el ahora ex mandatario ante una multitud congregada frente a su residencia particular en la ciudad de Sao Bernardo do Campo, próxima de Sao Paulo y donde comenzó su carrera de dirigente sindical metalúrgico. Lula dijo que las últimas dos semanas en el gobierno fueron "muy sufridas, de muchos llantos, de muchas despedidas, de muchas emociones".
"Y ahora mismo no quiero llorar", expresó en un improvisado discurso bajo una persistente llovizna. Lula dijo que "era justo" que él y su esposa Marisa disfruten ahora de unas cortas vacaciones: "Quiero descansar, colocar la cabeza en el lugar, para después comenzar a pensar en qué voy a querer hacer por este país".
Sorpresivamente, Lula llegó a Sao Bernardo acompañado por el también ex presidente brasileño José Sarney, actual presidente del Senado y del Congreso, quien se tornó uno de los mayores aliados del popular ex mandatario.
Después de pasar el mando a Rousseff este sábado, Lula siguió el protocolo y abandonó inmediatamente Brasilia. Antes de llegar a Sao Bernardo do Campo, Lula y su esposa pasaron varias horas en la ciudad de Sao Paulo donde visitaron al saliente ex vicepresidente, José Alencar, quien no pudo participar de las ceremonias por encontrarse hospitalizado para el tratamiento de un cáncer en el abdomen.
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