jueves, 19 de febrero de 2009

movamos el bote nena

la vida me dio muchas señales pero no las supe ver.
los marinos siempre de alguna forma formaron una parte sustancial de casos particulares en mi vida.
por un lado, mi primita nana que los tenía escondidos abajo de la cama cuando llegabamos de imprevisto a su casa. también está el señor que arregla los desperfectos de la casa de mi abuela, un tipo honesto pero más empinador que incluso charlatán, el tipo se deleita contando una y otra vez sus historias de años de marino. y tantos años de arrastrarme a mundo marino, ese lugar feo donde cuando tenía doce años no me quisieron hacer una encuesta de sedal porque tenía menos de quince años. como no me dieron mi muestra gratis decidí que hasta los quince no tenía derecho a lavarme el pelo. pero se me pasó a las pocas horas, cuando me quedó el hedor a pescado de ese lugar infernal. y además, claro, hablando de hedor, está patchy, mi inquilino alemán que está hace como un mes en casa y aunque no marino, se parece mucho al pirata de bob esponja.

entonces cuando hoy puse en random una y otra vez a mover el bote de los noventis entendí mi destino: tengo que dedicarme a la marinería.
cómo no lo vi antes?!...

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